En su declaración que explica la salida de Tesla de la lista, S&P destaca la supuesta “falta de una estrategia baja en carbono” de Tesla como una razón clave para la decisión. Sin embargo, al ser el fabricante de vehículos eléctricos más grande del mundo, Tesla ha contribuido más a los esfuerzos ambientales positivos que cualquier otro fabricante de automóviles en el mundo al poner en marcha los motores que consumen mucha gasolina a favor de las alternativas eléctricas. Musk, por otro lado, citó a Exxon en uno de sus Píouna empresa que está duplicando sus inversiones en petróleo y gas, pero que sigue encontrando un lugar entre las 10 primeras de la lista de S&P.
La lista de S&P también tiene en cuenta si una empresa tiene un objetivo de cero emisiones netas y si ha revelado alguna de sus prácticas que podría dañar el medio ambiente. Tesla aún tiene que revelar públicamente sus objetivos netos cero, suponiendo que tales planes existan. Y debido a que Tesla no tiene un departamento oficial de relaciones públicas (PR), no ha habido ningún intento oficial de informar al mundo sobre las divulgaciones relacionadas con el clima de Tesla que podrían contradecir el razonamiento de S&P.
Tomando el ejemplo de Exxon aquí, se puede argumentar que el sistema de clasificación se enfoca más en el efecto acumulativo de la parte social (S) y de gobernanza (G) de la ecuación que en la parte ambiental (E). El índice S&P 500 ESG está sujeto a revisión, lo que significa que existe una posibilidad realista de que Tesla regrese a la prestigiosa lista una vez que se resuelvan sus problemas corporativos en curso y divulgue adecuadamente su visión ambiental y de sostenibilidad.