Es posible que haya intentado recalentar algunos productos de carne de cerdo diferentes a lo largo del día. El cerdo a veces puede venir en forma de carne procesada. Por ejemplo, el tocino, el tocino canadiense o el jamón son todas formas de carne de cerdo procesada (a través de la Asociación Estadounidense de Ciencias de la Carne). Como sabemos, recalentar la carne procesada conlleva riesgos, como la posible exposición a nitratos sintéticos nocivos o productos de oxidación del colesterol. Por otro lado, hay formas de carne de cerdo sin procesar, como chuletas de cerdo, lomo de cerdo o costillas de cerdo (a través de Centros de Tratamiento del Cáncer de América), que también pueden volverse tóxicos como sobras.
La triquinosis es una de las formas más comunes de intoxicación alimentaria asociada con la carne de cerdo. Esta enfermedad transmitida por los alimentos ocurre cuando una persona come carne de cerdo cruda o poco cocida que ha sido contaminada con las larvas de un gusano llamado trichinella spiralis (a través de Clínica Cleveland). Una vez que el parásito ingresa a su cuerpo, crea efectos secundarios incómodos como diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, dolor de cabeza, escalofríos, etc. Esta forma de pesadilla de intoxicación alimentaria debe evitarse a toda costa. Si no recalienta la carne de cerdo a la temperatura correcta, corre el riesgo de contraer triquinosis.
Además, podrías ser susceptible a otras enfermedades transmitidas por los alimentos, como la salmonela y la listeria, si las sobras de carne de cerdo no se calientan adecuadamente. Por Noticias de seguridad alimentariasiempre debe recalentar su carne de cerdo a por lo menos 165 grados Fahrenheit para evitar intoxicaciones alimentarias, además de seguir otras prácticas comunes de seguridad alimentaria para enfriar, almacenar y observar las fechas de consumo preferente.