La espantosa verdad sobre el olor a hierba recién cortada


No es una hipérbole decir que le debemos nuestra existencia a la hierba. Si nos remontamos a la prehistoria, es gracias a la proliferación de pastos que tenemos grandes animales de pastoreo. Estos animales, y las variedades de hierba que los engendraron, se convirtieron en el alimento básico de las culturas de cazadores-recolectores (a través de Los New York Times).

La domesticación de la hierba, especialmente el trigo y la cebada, fue una de las piedras angulares de las primeras civilizaciones (a través de National Geographic). Incluso hoy en día, cuatro cultivos de pastos (trigo, arroz, maíz y caña de azúcar) representan más de la mitad de la ingesta calórica mundial (sin mencionar la gran cantidad de granos producidos para apoyar la producción de carne).

Y así como las hierbas nos han ayudado a levantarnos, también pueden ayudarnos a bajar. Científicos australianos han descubierto que los compuestos volátiles liberados por los pastos, especialmente cuando se cortan, contribuyen al smog urbano y rural (a través de Ciencia diaria). Entonces, al igual que la hierba libera sustancias químicas para dañar a los insectos, también podría liberar sustancias químicas para dañarnos.

Contenido original en inglés


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