“Al final del día, no había ninguna razón por la que Lou no pudiera graduarse. Iba a clases y era muy inteligente”, dijo el amigo de Reed, Richard Mishkin. Piedra rodante. Del mismo modo, es tentador imaginar que el innegable talento de Reed significaba que el éxito musical era inevitable, que, en una palabra, lo tenía fácil. Pero con solo rascar la superficie de su juventud, podemos ver que Reed tuvo mucho que hacer en términos de salud mental y cómo lidiar con sus problemas usando los tratamientos de la época.
Tras la muerte de Reed en 2013, numerosos obituarios, incluido el de El guardiánseñaló que Reed había sido tratado desde los 11 años con terapia electroconvulsiva, un procedimiento brutal diseñado para alterar la química cerebral del paciente que, según el Clínica Mayo, se realizó originalmente sin anestesia. los New York Times describe cómo la terapia dejó a Reed sintiendo una “ira increíble” hacia sus padres, quienes supuestamente buscaron tratamiento para combatir la ansiedad adolescente, el comportamiento antisocial y, finalmente, los impulsos homosexuales de Reed (aunque la hermana de Reed lo negó más tarde, según la misma fuente).
La imagen que surge, en cualquier caso, es la de Reed como un joven torturado que, sufriendo problemas de salud mental y el trauma de su tratamiento, recurrió a las drogas a una edad temprana; NME informa que, junto con la marihuana y el LSD, Reed comenzó a inyectarse heroína cuando aún estaba en la universidad.