Al Pacino no siempre tuvo suerte. Para ingresar a Broadway y al cine, tuvo que trabajar duro y le tomó un tiempo arreglárselas antes de tener oportunidades exitosas. Según The New Yorker, incluso ser parte de producciones a veces era agotador para él, especialmente porque le preocupaba conectarse con su audiencia. Por ejemplo, en su debut en Off-Off Broadway, basado en “Hello Out There” de William Saroyan, se encontró llorando durante el intermedio, convencido de que la actuación no estaba funcionando.
Su amigo Charlie Laughton le aconsejó y decidió volver a su actuación. “Fue un momento muy importante para mí”, dijo Pacino más tarde. “Regresé allí y terminé la carrera”.
Antes de Broadway, llegar al punto en que Pacino pudiera conseguir papeles significaba aprovechar todas las oportunidades que tenía, incluida la de ser un actor que no discriminaba. Hizo obras de teatro en cafés con sus compañeros y trató de aprovechar al máximo lo que tenía. “Pasábamos el sombrero después de cada actuación. Alguien tiraba monedas aquí y allá. Así comíamos. Y así era Nueva York… Broadway era algo que no existía”, declaró. recordó. Agregó que sus experiencias lo ayudaron a agudizar su creatividad y comprender la importancia de cultivar el deseo de hacer y crecer.