“La Momia” comienza con un largo prólogo sobre la historia de fondo del sumo sacerdote Imhotep (Arnold Vosloo) en el antiguo Egipto. Tenía una relación secreta con Anuck-Su-Namun (Patricia Velasquez), la amante del faraón Seti I (Aharon Ipalé), y los dos murieron por su amor prohibido y traición.
La película es tan divertida y emocionante que al verla por primera vez, es posible que no se dé cuenta de que en realidad es la única exposición e historia de fondo que obtiene el público. “La Momia” existe en gran medida en el momento presente con referencias mínimas al pasado de otros personajes centrales.
Si bien descubrimos que los padres de Evelyn o Evie y Jonathan Carnahan están muertos, nunca sabemos qué les sucedió. Tampoco descubrimos qué trajo a Jonathan a Egipto, aparte de seguir a su hermana. Tampoco sabemos nada sobre el pasado de Rick antes de que se uniera a la Legión Extranjera Francesa y fuera a Hamunaptra con su guarnición, donde fue atacado por los Medjai.
Esta falta de historia de fondo contribuye al ritmo acelerado de la película y al ambiente cómico alegre. La trama impulsa a los personajes a una velocidad vertiginosa, por lo que no tienen mucho tiempo para reflexionar.
Sin embargo, este enfoque también deja preguntas importantes sin respuesta en “La Momia”, pero afortunadamente la secuela de 2001 “El Regreso de la Momia” aborda algunas de ellas. En esta película, aprendemos sobre el misterioso tatuaje de Rick y su infancia en un orfanato en El Cairo, así como la conexión de la vida pasada de Evie con el antiguo Egipto y la corte real del faraón Seti.