A principios de 1996, una chica desesperada de la Gran Manzana se convirtió en la Gran Manzana de la música. Tidal se inundó de elogios y Apple comenzó a viajar por el mundo. Tal vez sus amigos pensaron que estaba viviendo el sueño, pero no fue así. Sus días se convirtieron en una interminable procesión de trabajo y sueño, ella explicó al LA Times. Para muchas estrellas en ciernes, la fama endulzaría esta amarga situación, pero algunos aspectos amargaron a Apple.
Los críticos revisaron su apariencia y ella criticó el escrutinio. Los medios describieron a la joven de 17 años como una tentadora tabú. Irritada, Apple reflexionó: “Así es como el público me ve como esta niña bonita, y estoy seguro de que Sony está muy feliz por eso. Porque si eres bonita, eres más comercializable. Está mal. Y eso es lo que presiona”. Yo más que nada. Lo odio. Cuando era más joven y fea, nadie me quería. ¿Ahora le gusto a la gente porque soy bonita?
Incluso cuando no la miraban con los ojos, Apple luchó con su apariencia. Mientras hacía Tidal, tuvo una desorden alimenticio y tuvo que someterse a terapia, por Piedra rodante. Estaba decidida a purgar su cuerpo de cualquier bocado que un depredador sexual pudiera intentar agarrar. Como víctima de intimidación, sobreviviente de violación y celebridad, Apple había sido objetivada. Tal vez por eso se volvió loca cuando subió al escenario para ser homenajeada en los MTV Video Music Awards de 1997.