Scarlett Johansson ha sido nombrada la Embajador de marca global para la famosa marca de carbonatadores de agua, SodaStream, en 2014. La combinación entre la empresa con sede en Israel y el actor superestrella judío estadounidense parecía perfecta a primera vista. Johansson protagonizó una par de comerciales que se suponía que saldría al aire el domingo del Super Bowl, pero aparentemente fue prohibido por estar en Pepsi y Coca-Cola.
Luego, las cosas empeoraron porque, en ese momento, la organización fabricaba algunos de sus productos en el territorio de Ma’ale Adumim en la disputada Cisjordania. Johansson emitió un comunicado sobre esto para Huff Post. “Nunca tuve la intención de ser la cara de ningún movimiento social o político, distinción, separación o posición en relación con mi afiliación con SodaStream”, decía el comunicado. “SodaStream es una empresa comprometida no solo con el medio ambiente, sino también con la construcción de un puente hacia la paz entre Israel y Palestina, apoyando a los vecinos que trabajan codo con codo, recibiendo el mismo salario, los mismos beneficios y los mismos derechos”.
Con esta decisión, la relación de ocho años de Johansson con Oxfam se ha visto comprometida. Y luego, como El guardián informó que ella “renunció como embajadora”, citando “una diferencia fundamental de opinión con respecto al movimiento de boicot, desinversión y sanciones” en su declaración. Oxfam respondió con su declaración propia. “El papel de la Sra. Johansson en la promoción de la compañía SodaStream es incompatible con su papel como embajadora mundial de Oxfam”, decía. “Oxfam cree que las empresas, como SodaStream, que operan en los asentamientos están agravando la pobreza persistente y la negación de derechos de las comunidades palestinas a las que apoyamos.