Algunos medicamentos contra la ansiedad hacen su magia mejorando tu estado de ánimo y haciéndote sentir mejor. Por ejemplo, la buspirona afecta los niveles de serotonina y dopamina, los principales neurotransmisores del cerebro para “sentirse bien” (a través de investigación del cerebro). La buspirona funciona como un agonista parcial de la serotonina: aumenta la actividad del receptor de serotonina al unirse y estimular el receptor 5HT1A. También antagoniza (bloquea) los receptores de dopamina en menor grado, aumentando la disponibilidad de dopamina en el cerebro. Así es como se supone que la buspirona lo ayuda a sentirse mejor cuando el estrés y la ansiedad se derrumban.
El ansiolítico se prescribe comúnmente para aliviar los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada (TAG), como el miedo, la tensión y los latidos cardíacos rápidos. Debido a que no actúa sobre los receptores GABA, la buspirona carece de las propiedades hipnóticas y relajantes musculares de las benzodiazepinas, señala un 2022 para estudiar publicado en Drug Design, Development and Therapy. Por lo tanto, la dependencia química y los síntomas de abstinencia son mucho menos comunes con la buspirona que con las benzodiacepinas o los barbitúricos.
Además de tratar el TAG, la buspirona se ha utilizado para controlar los síntomas de diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos, como la enfermedad de Parkinson, el trastorno por déficit de atención y la depresión (a través de Brain Research). Existe evidencia de que puede ser útil en el tratamiento de trastornos del comportamiento que a menudo se observan en personas con demencia, trastornos del espectro autista y esquizofrenia crónica (a través del diseño, desarrollo y terapia de fármacos).