Como lo explica Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, algunos tipos de miocardiopatía ocurren como resultado de mutaciones genéticas que hacen que el corazón se forme y se desarrolle de manera anormal. Estas mutaciones genéticas pueden transmitirse de padres a hijos de generación en generación. La miocardiopatía hipertrófica (uno de los tres tipos principales de la enfermedad), así como la miocardiopatía arritmogénica, suelen ser hereditarias. En lugar de ser de origen genético, otras formas de miocardiopatía son adquiridas, es decir, son secundarias a otra afección o trastorno (a través de la Clínica Mayo). Aunque la causa de la miocardiopatía a menudo nunca se determina, ciertas condiciones pueden hacer que se desarrolle la enfermedad.
Las condiciones cardiovasculares implicadas incluyen presión arterial alta a largo plazo, daño cardíaco por ataque cardíaco, latidos cardíacos rápidos y prolongados, problemas en las válvulas cardíacas y acumulación excesiva de hierro en el corazón (hemocromatosis). Otras condiciones precipitantes son los trastornos metabólicos (por ejemplo, diabetes, obesidad o enfermedad de la tiroides), enfermedades del tejido conectivo (por ejemplo, artritis reumatoide, lupus) y ciertas infecciones, incluida la Covid-19 y, en particular, las infecciones que causan inflamación del corazón.
La miocardiopatía también puede desarrollarse a partir de enfermedades raras como la amiloidosis (acumulación anormal de proteínas en los órganos) y la sarcoidosis (aglomeraciones de células inflamatorias, granulomas, que se forman en los órganos, incluidos el corazón y los pulmones), continúa la Clínica Mayo. Los hábitos de estilo de vida poco saludables, como el abuso de alcohol a largo plazo, la mala alimentación, la cocaína, las anfetaminas y los esteroides anabólicos, las complicaciones relacionadas con el embarazo y los tratamientos contra el cáncer (p. ej., quimioterapia, radioterapia) también pueden provocar miocardiopatía.