Sin dolor, no hay ganancia, ¿verdad? Bueno, no cuando se trata de sexo. Uno de los efectos secundarios más sorprendentes del sexo es que, de alguna manera, puede evitar que sientas dolor. En un par de pequeños estudios publicado en Pain que evaluó a 10 mujeres, se descubrió que la autoestimulación vaginal aumenta significativamente el umbral de tolerancia al dolor sin afectar la capacidad de las mujeres para experimentar sensaciones no dolorosas. En la investigación, las mujeres usaron primero un elemento externo para estimular el placer y los datos mostraron que el umbral de detección del dolor aumentó en un 53 %. En la segunda parte del estudio, donde se utilizó “presión” para estimular la excitación, el umbral de detección del dolor aumentó en un 47,4 %. Finalmente, cuando se aplicó presión con resultado de orgasmo, el umbral de detección de dolor aumentó en un 106,7%.
Entonces, la gran pregunta que probablemente te estés haciendo es ¿por qué? Según la ciencia, las endorfinas, que se liberan en grandes cantidades durante las relaciones sexuales, son probablemente las culpables. Según un 2010 estudiar publicado en The Hawai’i Medical Journal, “Las beta-endorfinas son neuropéptidos involucrados en el manejo del dolor, poseen efectos similares a los de la morfina y están involucrados en los circuitos de recompensa natural, como la comida, la bebida, el sexo y el comportamiento maternal”.