Una dona puede ayudar a sus habilidades de memoria
¿Te gustan las donas? ¿Buscas una excusa para comer más sin sentirte culpable? ¿Necesita algo para preparar como prueba de que una dona ocasional puede ser algo bueno?
Si la respuesta es sí, quédate conmigo porque tengo noticias para ti. Según Gary Wenk, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, aplastar un rastreador puede ser bueno para el cerebro.
No es broma: ese chocolate espolvoreado sobre un lado del café es algo que su cerebro (ocasionalmente) necesita para funcionar de manera óptima.
Yo no invento nada. Puede leer los pensamientos del profesor sobre el tema en Psicología Hoy. El quid de su argumento es que a medida que avanza el día, su cuerpo agota ciertas sustancias químicas del cerebro, como la adenosina, que son responsables de la recuperación de la memoria.
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Para remediar este problema, una dona matutina y una taza de café funcionan para potenciar estos químicos cerebrales. A cambio, le resultará más fácil acceder a los recuerdos.
Antes de que te emociones demasiado, es justo señalar que muchas investigaciones sugieren que las donas son cosas horribles para comer. Por ejemplo, las personas en una oferta de Delish ocho razones específicas por qué este tipo de golosinas nunca deben llevarse a la boca.
Dicho esto, viene a la mente el viejo adagio de que la moderación en todas las cosas. ¿Deberías palear media docena de buñuelos antes de ir a trabajar? Probablemente no.
Pero, de acuerdo con la sugerencia de Wenk, puede haber momentos en los que tenga sentido buscar una dona glaseada con vainilla. Los ejemplos incluyen tener una gran noche (y no dormir mucho) o necesitar un empujón extra.
Quizás se esté preguntando si existe una dona saludable. La respuesta es sí. Simplemente haga una búsqueda rápida en Google sobre el tema y encontrará páginas de resultados.
Pero, sinceramente, si vas a comer una Boston Cream o algo relleno de gelatina, ¿por qué no vas por el oro y disfrutas de lo que realmente quieres? No lo conviertas en algo cotidiano.
Bueno, aquí está, amigos: una excusa súper endeble para comer donas. ¡Disfrutar!