Condado de Suceava, Rumanía – Después de Polonia, Rumania ha visto la segunda mayor afluencia de refugiados ucranianos desde el comienzo de la guerra el 24 de febrero, con la invasión rusa.
Al llegar a la frontera de Siret, sus documentos se procesan de manera eficiente, lo que es un alivio después de haber esperado en largas colas para salir de Ucrania.
“Somos los primeros en verlos después de que se despiden de sus padres, esposos, hermanos. Es muy duro ver esta escena, lo mínimo que podemos hacer por ellos es tramitar sus documentos lo antes posible, para que finalmente se sientan en paz y seguridad”, dijo a Al Jazeera Ilie Poroch-Seritan, portavoz del Servicio Territorial de Policía Fronteriza (STPF) Suceava.
Tras recoger sus pasaportes, a pocos metros de distancia son recibidos por decenas de policías, bomberos, voluntarios y rumanos de a pie, deseosos de ayudar en todo lo posible.
En temperaturas bajo cero y fuertes nevadas, no dudan: cargan las maletas de los refugiados, les dan un abrazo o un café caliente. Llevan a los niños en brazos en tiendas de campaña montadas por voluntarios y asociaciones. Escoltan a estas personas que huyen de la guerra a una de las muchas opciones de transporte gratuito que les esperan.
“Venir aquí y ver a toda la gente ayudándonos, alimentándonos, nos hace sentir amados. Lloré tan pronto como crucé la frontera, no esperaba eso del pueblo rumano”, dijo Tatiana, de 58 años, quien se fue de Kiev con su hija Alona – y sus dos gatos.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se entregaron cientos de flores a las mujeres que cruzaron la frontera.
“Pensé que no recibiría flores este año, solo me despedí de mi esposo al otro lado de la frontera, y llegar aquí y recibir esta flor amarilla con una sonrisa me tocó el corazón. No podía dejar de llorar”, dijo Oksana, una profesora de inglés de 37 años que llegó de Kharkiv con sus dos hijos.
Poroch-Seritan dijo: “Los rumanos se caracterizan por nuestra solidaridad y esta situación amplifica esta cualidad; todos están motivados para que las personas que llegan de Ucrania se sientan seguras. Somos policías, pero sobre todo, somos seres humanos.