Después de Plutón… ¿qué nos queda por explorar en el Sistema Solar?


Astronomía

Hace 2 semanas

Prieto Payano

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Después de Plutón... ¿qué nos queda por explorar en el Sistema Solar?
Imagen ilustrativa

Alcanzar Plutón fue un hito en la conquista del espacio. Una vez conseguido, los astrónomos se plantean dónde deben poner sus miras ahora.

Cuando la sonda New Horizons sobrevoló Plutón, a 12.500 kilómetros, cerramos todo un capítulo de la exploración espacial: el que llevó a la humanidad a todos los planetas de nuestro sistema solar (ya desaparecido, pero Plutón sigue siendo un planeta cuando New Horizons dejó la Tierra en enero de 2006).

Los hallazgos de la sonda tardarán meses en llegar, y los científicos tendrán que usar los datos durante años para desentrañar todos los misterios que aún no conocen sobre el distante y helado planeta enano. Plutón, junto con el Cinturón de Kuiper, se convertirá en un objeto espacial aún más familiar y conocido, aunque es probable, como suele ocurrir en la ciencia, cada respuesta plantee algunas preguntas nuevas.

Pero todavía emocionados por el espectacular logro científico y técnico, cabe preguntarse: y después de Plutón, ¿qué?¿Cuáles son las siguientes misiones y proyectos que deben acometer las agencias espaciales del mundo, con la NASA y la ESA a la cabeza?

La Misión Dawn que estudia Vesta y Ceres

Algunas de estas misiones ya están en progreso o lo estarán pronto. Una de ellas es la misión Dawn, una sonda espacial lanzada en 2007 para explorar el planeta enano Ceres (compañero de clase de Plutón) y el asteroide Vesta en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Dawn exploró Vesta en 2011-2012 y actualmente orbita Ceres.

La elección de las dos instituciones no fue casual. Aunque ambos se encuentran en la misma región y almacenan información sobre los primeros momentos de nuestro sistema, su evolución es diferente. Vesta es seco, con una superficie rocosa que muestra signos de cambio con el tiempo, como los planetas interiores rocosos del sistema solar, como la Tierra o Marte. Ceres, por el contrario, muestra una superficie prístina, con material que contiene rastros de agua y quizás una atmósfera delgada. Por lo tanto, es más similar a los gigantes de hielo del sistema solar exterior.

Marte, la luna Europa y la exploración robótica

La NASA tiene previsto enviar un nuevo rover a Marte en 2020, una versión mejorada del robot Curiosity, equipado con instrumentos españoles para continuar con la investigación en el planeta rojo. El objetivo es seguir comprendiendo la posibilidad de que Marte albergue vida, así como probar nuevas tecnologías que serán críticas para la eventual conquista de Marte por parte de los humanos.

Esta misión es una muestra de una tendencia que hemos visto durante años, y seguirá siendo la norma por ahora: la exploración espacial ya no es (solo) un asunto de humanos, sino de robots. Capaces de viajar largas distancias o pasar meses en el espacio, se han convertido en nuestros ojos y oídos (y laboratorios) allí hasta que reunimos el conocimiento para enviar misiones tripuladas a la Luna.

Pero la NASA no se limita a Marte, y se prepara para lanzar una nave espacial sin tripulación en 2020 que se acercará a Júpiter para estudiar en detalle una de sus lunas gigantes, Europa. Los científicos han encontrado evidencia de que debajo de su manto helado se encuentra un vasto océano de agua líquida, que podría proporcionar condiciones favorables para la vida. La misión Europa enviará naves espaciales con altas capacidades de observación y resistencia a la radiación a órbitas de larga duración alrededor de la Tierra y múltiples aproximaciones cercanas a Europa.

Volvamos a Saturno, a Neptuno y a Urano

Ambas misiones ya están planeadas, y aunque aún no se han establecido las fechas exactas, los expertos apuntan a otros objetivos para la investigación en el sistema solar, si podemos olvidar por un momento ese problema siempre financiero.

Por ejemplo, Carolyn Porco, una de las directoras científicas de la misión Cassini-Huygenson enviada a Saturno para explorar el planeta anillado en 1997, quería volver allí. Enceladus, una de sus lunas heladas, tiene un océano profundo debajo de su superficie, y los científicos quieren estudiarlo para responder una pregunta fundamental en astronomía: ¿Hay signos de vida en otras partes del sistema solar?

Otros sugieren volver a Neptuno o Urano. Una de ellas es Emily Lakdawalla de la Sociedad Planetaria de América. Saber más sobre los gigantes gaseosos será útil para aprender más sobre cómo se formó el Cinturón de Kuiper y los cometas que orbitan nuestro sistema, los cuales pueden haber jugado un papel importante en el surgimiento de la vida en la Tierra. Al final, todo vuelve a la gran pregunta de por qué estamos aquí.

Sombrillas espaciales y ‘cazaasteroides’

Pero algunas voces piden que esté a la altura de sus ambiciones y apunte más allá de nuestro sistema solar, donde se podrían encontrar exoplanetas que podrían albergar vida. Por esta razón, actualmente no son factibles ni los robots itinerantes ni las misiones tripuladas. Al menos hasta ahora. Entonces, los astrónomos intentan desarrollar instrumentos que les permitan observar más lejos en el espacio con mayor precisión. Uno de estos instrumentos se llama sombrilla (traducido aproximadamente como paraguas para las estrellas), y básicamente consiste en desplegar una pantalla para bloquear la luz de la estrella para que el telescopio pueda ver mejor el planeta en su órbita.

“En términos simples, es como bloquear el sol con la mano mientras toma una foto de alguien”, explicó la NASA. Es poco probable que veamos estos paraguas con forma de girasol en el corto plazo, ya que fueron desarrollados y estudiados en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en 2014.

Si sorprende la idea de un paraguas espacial, también lo es el llamado ARM (Asteroid Redirection Mission), un programa tripulado diseñado para capturar rocas de la superficie de un asteroide (anteriormente se planeó capturar un asteroide completo) y acercarlo a la luna, atraparlo en el campo gravitatorio de la luna, orbitarlo y realizar tantas visitas como sea necesario para estudiarlo en detalle. Si bien la NASA ya tiene varios candidatos, nuestro satélite no llegará hasta 2025.

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